19.12.08

19.12.08


El corazón del Universo late aquí donde, por suerte, todo está perdido. Aquí la guerra ha terminado y el guerrero vencido puede descansar. Aquí la sabiduría no existe y el sabio puede ignorar. Aquí el amor es una carta que las miradas jamás se escriben. Aquí podes abandonar tu libreto porque el teatro está vacío. Aquí podes hacer dormir tus planes porque el vacío ilumina lo único que hay: nada.

Hace veinte mil millones de años que esto es así. El Sistema Solar es un campo de concentración nazi donde los planetas circulan atrapados por los grilletes de sus órbitas. Y el primer pez fue un asesino en cuanto tuvo hambre.

Estás aquí, donde todo te resulta gratis porque el sol se quema a sí mismo como un bonzo que se suicida por tristeza. Donde las sonrisas siempre terminan en puñaladas. Donde la noche miedosa deja corretear el misterio hasta que la maldición del día lo ilumina con sus preguntas.

Aquí, donde los locos han esposado esposas al esposo, donde han madreado hijos para padrearlos, donde envejecen niños para que adulteen; en este colegio de atrasados mentales, donde el ángel aprende a leer y escribir las leyes que prohíben volar.

Aquí, amigo, donde compartimos lo que nos robamos, donde mentimos lo que ignoramos. Hacia aquí venimos. Donde no esperamos a nadie ni nadie nos vendrá a buscar.

Aquí, donde vos sos el único brillo que nadie podrá percibir...

17.12.08

17.12.08


Pantalla Del Mundo Nuevo
La ciudad del mundo nuevo duerme su sueño de paz, ve la vida en un video y se le va la vida, creo. Megáfonos recomiendan, use máscara de gas, hay oxígeno vencido en esta farsa de la paz. Humanoides disidentes viven la alerta total, y heroicos sobrevivientes darán el golpe final!. Mareado de novedades tambalea el mundo nuevo, y hay un hambre de verdades que se fueron de paseo. Hay hordas de chicos malos, con sus camperas de cuero, y metales brillan al sol, provocan el mundo nuevo. Mundo nuevo, mundo nuevo, mundo nuevo, mundo nuevo. La pantalla me lo cuenta con mi desayuno, y es probable que no quede ninguno. El desierto los protege y les presta libertad, les da locura su viento en su furioso andar. La ciudad ultramoderna se despierta una vez más, no sabe que está sitiada y ya no sobrevivirán. La pantalla me lo cuenta con mi desayuno, y es probable que no quede ninguno. La rodean nuevos seres de dureza incomprensible, y negocian en una mesa sus aventuras horribles. Hay brillo en ojos malignos aguardando la señal, e inventaron nuevos siglos para las huestes del mal. Hay rehenes voluntarios en el asiento de atrás, y hay profetas visionarios para los que seremos más!. La pantalla me lo cuenta con mi desayuno, y es probable que no quede ninguno. Te deseo mucha suerte ser humano del pasado, el cambio será fatal y tu mundo nuevo... usado!.
Ja, ja, ja, ja, ja!


Pantalla del Mundo Nuevo - Riff

29.11.08

29.11.08


"... la primera conversación telefónica, la que hizo Pelletier, empezó de manera díficil, aunque Espinoza esperaba esa llamada, como si a ambos les costara decirse lo que tarde o temprano iban a tener que decirse. Los veinte minutos iniciales tuvieron un tono trágico en donde la palabra destino se empleó diez veces y la palabra amistad en veinticuatro. El nombre de Liz Norton se pronunció cincuenta veces, nueve de ellas en vano. La palabra París se dijo en siete ocasiones. Madrid, en ocho. La palabra amor se pronunció dos veces, una cada uno. La palabra horror se pronunció en seis ocasiones y la palabra felicidad en una (la empleó Espinoza). La palabra resolución se dijo en doce ocasiones. La palabra solipismo en siete. La palabra eufemismo en diez. La palabra categoría, en singular y en plural, en nueve. La palabra estructuralismo en una (Pelletier). El término literatura norteamericana en tres. La palabra cena y cenamos y desayuno y sándwich en diecinueve. La palabra ojos y manos y cabellera en catorce. Después la conversación se hizo más fluida. Pelletier le contó un chiste en alemán a Espinoza y éste se rió. Espinoza le contó un chiste en alemán a Pelletier y éste también se rió. De hecho, ambos se reían envueltos en las ondas o lo que fuera que unía sus voces y sus oídos a través de los campos oscuros y del viento y de las nieves pirenaicas y ríos y carreteras solitarias y los respectivos e interminables suburbios que rodeaban París y Madrid..."
"-El exilio debe de ser algo terrible -dijo Norton, comprensiva.
-En realidad -dijo Amalfitano- ahora lo veo como un movimiento natural, algo que, a su manera, contribuye a abolir el destino o lo que comúnmente se considera el destino.
-Pero el exilio -dijo Pelletier- está lleno de inconvenientes, de saltos y rupturas que más o menos se repiten y que dificultan cualquier cosa importante que uno se proponga hacer.
-Ahí precisamente radica -dijo Amalfitano- la abolición del destino. Y perdonen otra vez."

Roberto Bolaño, 2666

14.11.08

14.11.08


A Beatrice Mailer

8 de agosto de 1945

Cariñito:

La noticia de la bomba atómica ha dado más que hablar aquí que la de la victoria en Europa, y tanto como la muerte del presidente Roosevelt. Me siento muy confuso sobre el tema (escribo estas líneas justo después del primer comunicado escueto. No sé lo que han hecho). Ahora comprendo cómo afectan los vínculos del interés a las ideas. Una buena parte de mí aprueba cualquier cosa que acorte la guerra y me devuelva antes a casa, y eso va muchas veces en contra de principios anteriores, más esenciales. Por ejemplo, confío en que se apruebe el llamamiento a filas en tiempo de paz, porque, si no, la desmovilización será angustiosamente lenta. Es en ese mismo sentido en el que apruebo un instrumento que mata en condiciones óptimas a mucha gente en un instante.
Pero, la verdad, qué perspectiva tan aterradora es ésta. Siempre hemos hablado de que la humanidad se iba a destruir, pero ahora parece una cosa tan cercana, cuestión de décadas, de un número de bombas que pueden contarse fácilmente. Este asunto de la explosión del átomo será el preludio de la victoria definitiva de la máquina. Nunca había sido más que una serie de cálculos entretenidos en la física que estudié, un sueño remotamente alcanzable y, aun así, terrible, porque la energía atómica en una masa del tamaño de un guisante basta para mover una locomotora un montón de veces alrededor de la Tierra. Creo que nuestra era representará el final de conceptos como la voluntad del hombre y la determinación del poder por parte de las masas. El mundo estará controlado por unos cuantos hombres, políticos y técnicos, los hombres de Spengler en la tardocivilización occidental-europeo-norteamericana. Y, por más que me estimule, no soy nada spengleriano. Ante la alternativa de hacer lo necesario o no hacer nada, prefiero nada, si lo necesario es desagradable.
Verdaderamente, querida, el panorama es espantoso. Habrá otra guerra, si no en veinte años, en cincuenta, y, si sobrevive la mitad de la humanidad, ¿qué pasará con la siguiente guerra? Creo que, para sobrevivir, las ciudades del futuro se construirán a más de un kilómetro bajo tierra. De esa forma, el hombre habrá escapado a su legado animal: los insectos ya no le molestarán y, como Scarr en búsqueda del cielo, habrá descendido mil brazas hacia el infierno.
Ya sabes que me estoy volviendo tan enfermizo respecto a las máquinas como mi madre lo es respecto a Jack Maher. (En mi vida exterior, eso se refleja en cosas como haber rechazado un trabajo de chófer de un jeep, uno de los vehículos de reconocimiento, para asombro e indignación de todos).
Y siento desprecio hacia marineros y aviadores. ¿Qué saben verdaderamente de la guerra? En cierto modo, los marineros con los que hablé en el buque que nos trajo aquí parecían muy ingenuos. Les caían mal los hombres hoscos, heridos y huraños a los que transportaban. Cuando oían hablar del barro, las náuseas y el horror, chasqueaban la lengua con simpatía, pero sin comprender nada. ¿Qué sabían ellos (en palabras de Gwaltney) del trabajo, la miseria y la muerte? La suya es una vida rutinaria y sin sorpresas, llena de la esclavitud y las ventajas de servir a una máquina. Cuando les llega la muerte es como un trueno repentino, por obra de la naturaleza. No tienen ninguna intimidad con ella y, por consiguiente, sus repercusiones supremas tienen un carácter de pesadilla y son tan irreales como los desastres en tiempo de paz. No pueden comprenderlo porque la máquina es algo tan engañoso, tan benigno durante mucho tiempo, que se olvidan de que tiene un fusible. No han experimentado la muerte como suceso cotidiano, como constante emocional aproximadamente de la misma intensidad que abrir la lata de una ración fría de carne grasienta cuando a uno le arde y le molesta el estómago por haber recorrido demasiadas colinas bajo un sol húmedo y cruel. No conocen la fatiga que hace que uno pise un cadáver de tres semanas porque no tiene fuerzas para sortearlo. Y los aviadores son como los marineros. Ellos también luchan de manera abstracta, en un fluido abstracto. Sus vidas también son cómodas, solitarias y pendientes de un sexo que no tienen, y también para ellos la muerte es un trueno devastador e incomprensible. Son vidas en las que el peor olor es el de la gasolina, el metal, el aceite lubricante. No saben que las letrinas, los cuerpos y los pantanos son difíciles de distinguir.
Y ver cómo personifican sus máquinas me da náuseas. Es el sustituto de la soledad y las ganas de sexo, pero también es aterrador. Hemos llegado a un punto en el que amamos las máquinas y odiamos a las mujeres. El siguiente paso es la adoración religiosa, y la bomba atómica parece la deidad suprema, la línea de entelequia definitiva.
Hay poco amor en ésta, pero esta noche tengo el alma un poco enferma. Cuanto más pienso en estas cosas, más aterradoras me parecen. Qué combinación puede derrotar a la aleación de mecanismo y sentimentalismo.

Te necesito en mis brazos esta noche.

Te quiero,

Norman

1.11.08

01.11.08


Pasa el lunes y pasa el martes

y pasa el miércoles y el jueves y el viernes

y el sábado y el domingo,

y otra vez el lunes y el martes

y la gotera de los días sobre la cama donde se quiere dormir,

la estúpida gota del tiempo cayendo sobre el corazón aturdido,

la vida pasando como estas palabras:

lunes, martes, miércoles,

enero, febrero, diciembre, otro año, otro año, otra vida.

La vida yéndose sin sentido, entre la borrachera y la conciencia,

entre la lujuria y el remordimiento y el cansancio.

Encontrarse, de pronto, con las manos vacías,

con el corazón vacío,

con la memoria como una ventana hacia la obscuridad,

y preguntarse: ¿qué hice?, ¿qué fui?, ¿en dónde estuve?

Sombra perdida entre las sombras,

¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?

Nadie puede vivir de cara a la verdad

sin caer enfermo o dolerse hasta los huesos.

Porque la verdad es que somos débiles y miserables

y necesitamos amar, ampararnos, esperar, creer y afirmar.

No podemos vivir a la intemperie

en el solo minuto que nos es dado.

¡Qué hermosa palabra “Dios”, larga

y útil al miedo, salvadora!

Aprendamos a cerrar los labios del corazón

cuando quiera decirla,

y enseñémosle a vivir en su sangre,

a revolcarse en su sangre limitada.

No hay más que esta ternura que siento hacia ti, engañado,

porque algún día vas a abrir los ojos

y mirarás tus ojos cerrados para siempre.

No hay más que esta ternura de mí mismo

que estoy abierto como un árbol,

plantado como un árbol, recorriéndolo todo.

He aquí la verdad: hacer las máscaras,

recitar las voces, elaborar los sueños.

Ponerse el rostro del enamorado,

la cara del que sufre,

la faz del que sonríe,

el día lunes, y el martes, y el mes de marzo

y el año de la solidaridad humana,

y comer a las horas lo mejor que se pueda,

y dormir y ayuntar,

y seguirse entrenando ocultamente para el evento final

del que no habrá testigos.

19.10.08

19.10.08


... Trate de dormir después de que se fuera, pero no pude. Me preguntaba qué hacer el Día de Acción de Gracias, cómo iba a decirle que no podía estar con ella. Me fastidiaba. Me levanté y di vueltas. Me di un baño. De nada me sirvió. Tal vez iris cambiase de idea, tal vez su avión se estrellase. Podía llamar a Debra el Día de Acción de Gracias por la mañana diciéndole que iría.

Di vueltas por la casa sintiéndome cada vez peor. Quizá era por quedarme allí en vez de irme a mi casa. Era como prolongar la agonía. ¿Qué clase de mierda era yo? Podía realmente hacer unas cosas desagradables y canallescas. ¿Cúal era mi motivo? ¿Estaba tratando de sentirme culpable por algo? ¿Podía intentar decirme a mí mismo que era meramente una cuestión de investigación, un simple estudio de lo femenino? Simplemente estaba dejando que las cosas ocurrieran sin pensar en ellas. No consideraba nada más que mi propio placer egoísta y barato. Era como un pánfilo e irresponsable escolar. Era peor que una puta; una puta se quedaba con tu dinero y nada más. Yo jugaba con vidas y almas como si fueran mis juguetes. ¿Como podía llamarme a mí mismo un hombre? ¿Cómo podía escribir poemas? ¿En qué consistía yo? Era un Sade de quinta fila, sin su intelecto. Un asesino era más consecuente y honesto que yo. O un violador. Yo no quería que mi espíritu sirviera de juguete a alguien para hacer tonterias y cagarse encima. Eso lo sabía bien bajo cualquier circunstancia. La verdad es que yo no era bueno. Me daba cuenta mientras me pateaba de un lado a otro la alfombra. No era bueno. Lo peor es que me hacía pasar precisamente por lo que no era: un buen hombre. Era capaz de entrar en las vidas de la gente porque ellos confiaban en mí. Así hacía mi sucio trabajo. Estaba escribiendo El cuento de amor de la hiena.

17.8.08

17.08.08


La huella es la efímera unión entre el pie y la arena. Ella siente el delicioso escalofrío que recorre el universo cuando aquel que anda y el mundo se encuentran. Pera ella es única. Las que le siguen y las que le anteceden cuentan la historia de un mundo perdido. No existe nuestro paso por el mundo, somos el paso que da el mundo sobre la nada. No veníamos de ninguna parte ni vamos hacia algún lugar. Si hay algo que duele, es solo el andar.

AYER NOMÁS
(EL PASADO ES UNA TUMBA)

La noción del tiempo transcurrente surge de una supuesta medición del movimiento de un punto en el espacio. Ahora bien, ¿qué es el espacio sino un concepto arbitrario de un fenómeno incaptable para la percepción? Para los egipcios, por ejemplo, el espacio era “una llanura mental”, una proyección continua de la mente pero según esa concepción “todo el universo cabría en la mano de un bebé”.
En el antiguo libro “El loto blanco”, según algunos estudiosos con origen en Tebas, poco antes del advenimiento del primer gran dios monoteísta (RA, el sol del mediodía), se menciona la idea de que todo el espacio existente es “AQUÍ” desde donde se proyectan las direcciones del andar y todo el tiempo es “AHORA” desde donde se proyectan las ilusorias líneas del tiempo intentando medir el fenómeno más ilusorio y onírico de todos: el movimiento. Según esta tradición, el movimiento (El dios KEPHERER) es la mutante línea de separación entre los dos grandes dioses sobrevivientes del combate cósmico: RA (todo lo que hay) y KAMUTEF (todo lo que no hay). Desde esta concepción pagana de lo conceptual el pasado es solamente una derivación “apófica” (es decir, una simulación del estado divino) de esta proyección del eterno ahora.
Sin embargo, a través de la memoria, el pasado parece demostrar su esencialidad al observar los mecanismos biológicos de la evolución. A través del ensayo y del error, la vida ha ido adaptándose e incorporando en la memoria genética las conductas más aptas para la sobrevivencia de los seres vivos. Claro que esos mismos mecanismos mnemónicos fijan una conducta identificatoria que generan quizá la mayor farsa apófica de la existencia: LA IDENTIDAD.
Cerca de Ingeniero Ledesma, en una población de indios matacos, había un animal muy peculiar. Era un ganso al que los indios bautizaron con el nombre de Pancho. Pancho era el líder de la gansada, pero lo curioso es que Pancho no sabía que era un ganso. Se enfrentaba a los hombres como si fuera un hombre y charlaba con ellos en su incomprensible idioma. Cierta vez entró un puma que atravesó el alambrado empujado por el hambre y con la intención de comerse dos o tres gansos. Pancho salió a enfrentarlo con toda la actitud de un puma. El puma, durante algunos segundos, casi se convenció de que Pancho era un animal peligroso hasta que finalmente lo mató.
Todo pasado condena, indudablemente, a una identidad y qué es ésta sino la noción de los límites. El árbol nunca saldrá caminando, el tigre no cantará como los jilgueros, los canguros no volarán sobre la Torre Eiffel. El pasado tiene como finalidad fijar los límites del futuro y el famoso “mecanismo de la evolución” no es más que una continua castración de la imaginación individual por parte de esa extraña dictadura legislativa de la Naturaleza. No por nada, todas las conspiraciones y complots de la historia fueron montados sobre el pasado no vivido de los individuos. La historia del “antes de que tú nazcas” es un invento continuamente modificado según las alternativas de la conveniencia de los acumuladores circunstanciales del poder. Se somete al individuo desde el pasado de “su historia individual”, grupal e histórica. La culpa de cada hombre es histórica. La domesticación del espíritu nace ante el primer reconocimiento de la necesidad de la “espera”.
Es curioso observar que todos los mitos occidentales del origen religioso del universo nos traigan el recuerdo de un “dolor inicial” y de una culpa de la especie que nos incluye por el solo hecho de haber nacido. El famoso amor a las “tradiciones”, el “respeto a las raíces”, las reivindicaciones del “ser nacional” no son más que forzamientos voluntarios para que regresemos a puntos del tiempo y del espacio en donde jamás hemos estado. La cultura que es transmitida principalmente a través del código de la palabra tiene como función primordial recordarnos “falsos recuerdos” de una vida que jamás tuvimos. La falsedad no consiste en que algo haya sucedido o no, sino que no nos ha sucedido de ninguna manera a nosotros. No nos sucedió nada de lo que le sucedió a nuestros abuelos ni mucho menos a los cristianos perseguidos en Roma, ni a los monos que correteaban alegremente por las cuevas de la tierra hace millones de años. El dolor del pasado es ineludible ya que la función de ese código tiene un comportamiento mecánico en el cerebro. Y el cerebro como un verdadero pulpo atraviesa todo el tejido nervioso del universo sensibilizado el estar de las cosas con los continuos recuerdos de miedos, sopores, aturdimientos, fracasos y obsesiones. Es imposible olvidar, sólo es posible ser olvidado.
Pero nadie está midiendo el fracaso o el triunfo de las cosas. Nadie podrá superar esos diez segundos maravillosos en que el ganso Pancho logró convencer al puma de lo imposible. Y, junto al puma el universo entero se olvido de las leyes que lo sometían.

TAL VEZ MAÑANA
(EL FUTURO ES UNA JAULA)

Si el pasado de un individuo es su “factor cerrado” solo modificable por la manipulación posterior de los circuitos de recuerdos, su futuro (es decir, lo que aún no sucedió) es supuestamente el “factor abierto”. Pero ese futuro no está en estado caótico y por tanto no resulta ser la aparición azarosa, compulsiva, peligrosa de estímulos desestinados sino que ese futuro está armado y programado de acuerdo a programaciones sociales y a la aparición de una extraña forma de organizar el movimiento: los planes. La mayor peste de la humanidad quizá sea de esperanza, en el sentido que es una prolongación más estática aún de la parálisis que significa la “espera”. Esperan los presos, los pacientes, los condenados. La expectativa de la espera no está basada en la acción desestinada sino en la prolongación -hasta eterna- de una creencia en cierta justicia en el ordenamiento del mundo.
Los planes reorganizan el futuro con el mismo criterio del pasado. “Me acuerdo de lo que tengo que hacer mañana” transforma el mañana en un ayer probable. Acordarse es un acto de la memoria. Por tanto, el futuro no es más que un envenenamiento del pasado. Es una ilusión del tiempo. La nueva experiencia, lo inesperado, el factor sorprendente nunca sucede ni se insinúa porque es espantado por las carreteras y rutas que construye el pasado sobre la selva i el misterio del tiempo sin jamás exponerse. La falta de peligro de la vida humana conlleva con ella una pérdida absoluta de amor a la propia vida. Los nuevos días son viejos conocidos. Es un complot de ayer que convenció a pasado mañana que lo engañe a mañana de manera que tal que hoy nunca sea distinto a ayer.
Descubrimos entonces que la identidad del hombre (esa suprema apófis, esa demencial falsedad de la existencia) está no solo basada en la centralización narrativa de su experiencia pasada sino también en la narración especulativa de lo que “continuará siendo”. Es una novela que el autor conoce su final. Justamente la versión más liberadora del tiempo fue quizá el intento pre-heraclitano de considerar el tiempo “al revés” es decir se trascurre desde “el futuro hacia el pasado”. El destino asegura al individuo la ritualización de sus actos, ya está escrito que él se equivoque al cruzar esa calle y mate por error a su padre. Sin embargo, en esta búsqueda de amparo en el sentido de la vida surge la misma perpetuación de la visión carcelaria del futuro: el hombre no soporta el desamparo de lo que desconoce. En “Las mil y una noches” esa maravillosa narración ahistórica que se introduce en nuestros sentidos como una intensa aspiración de hachís, describe las fugas del laberinto del tiempo. Los personajes son atravesados por experiencias imprevisibles que los alejan de sus cometidos aproximándolos nuevamente a ellos cuando justamente habían abdicado de reencontrarlo.
El “Después de hora” que nos propone Martín Scorsese en esa mágica y estremecedora película que filmó repite la idea: el personaje es sacado violentamente de su rutina y devuelto con la misma velocidad a ella. Qué fue lo que permitió la salida? El desesperado deseo de un “otro acaecer”. Las aventuras amorosas más intensas y apasionantes descriptas en la literatura y también vividas por la mayoría de los seres humanos tienen como característica esta “falta de destino” del encuentro. Pero estas salidas no están en el “futuro” ya que éste no es más que la perpetuación de una orden narrativa. El futuro es la pared de la cárcel del tiempo.
Al chocar contra ese invisible muro que nos separa de lo imprevisible, al acostumbrarnos al éxito o al fracaso de nuestros proyectos, al comprobar el vacío de misterio del devenir humano; el hombre resigna su percepción y se encapsula en el recuerdo. Ya no hay personas desconocidas a su alrededor, sino pactos vinculares que valorizan y categorizan a las personas. Ya no hay calles sin rumbo, sino rumbos que usan las calles para ir y volver. El futuro, entonces, es el más doloroso de los recuerdos.

AQUÍ, AHORA
(EL FRACASO DE LOS DIOSES)

Escribe Henry Miller: “Miro hacia atrás y veo las tumbas donde están sepultados cada uno de los recuerdos que me obligan a penar en cada uno de los caminos perdidos y encontrados de mi vida; miro hacia adelante y veo la prisión donde están encerradas las ilusiones de mi vida esperando ser liberadas de la carga de conseguir sus objetivos. Cuando despierto, miro y veo que estoy sumergido en este endiablado río violento que corre a toda hora en todas partes y que la frescura de los instantes me alivian del miedo que tengo a no saber nadar”.
Aprisionado entre las grandes construcciones culturales que son el pasado y el futuro, el presente termina siendo una invención de sus compañeros de viaje. El presente es el recuerdo que el futuro tiene del pasado. El flash del instante es tomado, desde el criterio medicionista del tiempo, como la molécula temporal. No hay una experiencia molecular de la vida así como no existe una micropolítica ni una microfilosofía de ella.
Sin embargo, el placer de existir está sólo conectado con ese flash. Es el sabor de la comida y no el acto de comer, es el párrafo maravilloso casualmente escrito y no la nota o la novela que se estaba escribiendo. La eternidad del instante ha sido asaltada y robada trasladándola hacia atrás y hacia adelante.
Retornando al mito pagano de los egipcios (según este escriba el más alucinante relato mitológico de todos los conocidos) en él se describe la gran lucha de los dioses desarrollándose sobre el campo de batalla más conmocionante de todos: el ahora, este instante. No sólo es el campo de batalla, sino también la recompensa del combate.
El Dios original, OSIRIS, aterrorizado por su eterna soledad, fatigado por ese dolor insuperable que brinda la plenitud de la soledad; tiene el DESEO DE QUE HAYA OTRO y entonces duerme soñando un otro que a su vez lo sueña a él: es SETH, el deseo de Osiris. Seth, el deseo atomiza a Osiris. Osiris, el soñador, pasa a ser soñado por su sueño. Pero justo en el momento de dormirse, Isis, la nada, la amante eterna de Osiris, hace el amor con él y paren un hijo que es HORUS. Horus es el Aquí-Ahora. Es Osiris en cada instante. Horus derrota a Seth cada vez que despierta a la plenitud de su existir. Pero Horus es el dios más perseguido y acosado de todos. Cada vez que surge con la espada llameante de su fulgor es duramente castigado por los adláteres de Seth. Los caminos que conducen hasta aquí, ahora están caracterizados por la absorción excesiva de estímulos intensificantes. El precio de vivir al revés incorporados dentro de una especie que vive tal como una máquina avasalladora de tiempo es el de quedar aislado y remitido al vacío. El río violento del que habla Miller es reconocido por todos aquellos aventureros que han intentado sumergirse en la pasión de existir, los viajeros que desembarcaron los recuerdos, los fugitivos que escaparon a los designios del plan y todos ellos han sufrido y sentido la mordedura de la máquina. Si el dolor del pasado y del futuro se producen en las zonas más abismales de la mente y se localizan en los pulmones o en el estómago; el dolor del presente es el más eficaz desenmascarador de la falsa vida.
Decía Jim Morrison: “Ninguna recompensa eterna merecerá perdernos este alba”. En la playa, el caminante mira el alba. Ha perdido los barcos, fue abandonado por los destinos y los recuerdos de los demás. Ha quedado solo con su maravilla. Nadie lo espera, se echa a andar en el desamparo. Y a su paso las historias del mundo se van desmoronando, los sentimientos son desconquistados, el universo entero tiembla de miedo y ternura. Un bicho cualquiera, un ganso o un hombre, que despiertan a los dioses y -tal como afirma Vonnegut- nos hace sentir que “hay alguien allá arriba a quien le gustó”.


Julian Meyer

“Cerdos & Peces”, N. 21, Buenos Aires, Diciembre 1989

21.6.08

21.06.08


... quiero apretar rápidamente el acelerador y huir de ese recuerdo. Pero yo no me dejo engañar esta vez y llamo de vuelta a ese recuerdo para retenerlo. Repito: en la ventana, entre las begonias, está la cara de Zdena con su enorme nariz y Mirek siente dentro de sí un amor inmenso.

¿Es posible?

Claro. ¿Por qué no iba a serlo?¿O es que el débil no puede sentir por el feo un amor verdadero?

Le cuenta cómo se rebeló contra el padre reaccionario, ella despotrica contra los intelectuales, tienen ampollas en el trasero y se cogen de la mano. Van a las reuniones, denuncian a sus conciudadanos, mienten y se aman. Ella llora la muerte de Masturbov, el gruñe como un perro rabioso sobre el cuerpo de ella y no pueden vivir el uno sin el otro.

La borró de la fotografía de su vida no porque no la hubiese amado, sino, precisamente, porque la quiso. La borró junto con el amor que sintió por ella, la borró igual que el departamento de propaganda del partido borró a Clementis del balcón en el que Gottwald pronunció su discurso histórico. Mirek es un corrector de la historia igual que lo es el partido comunista, igual que todos los partidos políticos, que todas las naciones, que el hombre. La gente grita que quiere crear un futuro mejor, pero eso no es verdad. El futuro es un vacío indiferente que no le interesa a nadie, mientras que el pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos irrita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se reescriben las biografías y la historia.

¿Cuánto tiempo estuvo en aquella estación?

¿Y qué significó aquella parada?

No significó nada.

La borró inmediatamente de su pensamiento, de modo que ahora mismo ya no sabe nada de la casa blanca con las begonias. Cruza el campo a toda velocidad y no vuelve la vista atrás. el espacio del mundo ha vuelto a ser un obstáculo que dificulta su actividad.


Milan Kundera - El Libro de la Risa y el Olvido

18.5.08

18.05.08


Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.En mí, la personalidad es una especie de furunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W. C.¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera!Aunque me veo forzado a convivir en la promiscuidad más absoluta con todas ellas, no me convenzo de que me pertenezcan.¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo —me pregunto— todas estas personalidades inconfesables, que harían ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir que se me identifique, por ejemplo, con este pederasta marchito que no tuvo ni el coraje de realizarse, o con este cretinoide cuya sonrisa es capaz de congelar una locomotora?El hecho de que se hospeden en mi cuerpo es suficiente, sin embargo, para enfermarse de indignación. Ya que no puedo ignorar su existencia, quisiera obligarlas a que se oculten en los repliegues más profundos de mi cerebro. Pero son de una petulancia... de un egoísmo... de una falta de tacto...Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. En vez de contemporizar, ya que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reír a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseíto al cementerio. Ni bien aquélla desea que me acueste con todas las mujeres de la ciudad, ésta se empeña en demostrarme las ventajas de la abstinencia, y mientras una abusa de la noche y no me deja dormir hasta la madrugada, la otra me despierta con el amanecer y exige que me levante junto con las gallinas.Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes de cometer el acto más insignificante necesito poner tantas personalidades de acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier cosa y esperar que se extenúen discutiendo lo que han de hacer con mi persona, para tener, al menos, la satisfacción de mandarlas a todas juntas a la mierda.


Oliverio Girondo

6.5.08

06.05.08


Discurso contra Dios


Quiero hacer un breve paréntesis en relación a la economía divina.
Nuestro señor, creo, podía habernos ayudado desde el principio. Yo creo en él, porque nunca se sabe. Total si existe, existe, y si no existe, no jode. Pero si existe, digo: somos cinco mil millones de personas, ¡y con todos los planetas que hay tenía que meternos a todos en éste! Es como si un padre tuviera veinte hijos y un edificio de cincuenta pisos y decidiera encerrarlos a todos en el garage. ¿De qué estamos hablando? Nos tendría que haber ubicado un poco mejor.
Pero no, nuestro señor es un capitalista, y todos estos planetas son un abuso. Pura especulación planetaria. De hecho, cuando Galileo los descubrió, el Papa lo hizo arrestar enseguida. Lo hizo pasar por idiota y le dijo: "¿Cómo es ése asunto de que la Tierra gira?". Galileo dijo: "Es la Tierra la que gira alrededor del Sol, y no como dicen ustedes". Entonces el Papa dijo: "¿Pero éste es idiota? ¿Han visto alguna vez una casa girar alrededor de la estufa?".
Naturalmente, además de crear a los hombres, Dios ha construido a los animales, los vegetales y los minerales: un quilombo tan grande que ya no se entiende nada. Pero cuando los hombres se enojan, viene el diluvio universal. Después, Noé tiene tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Los tres son hombres y dan lugar a las distintas razas. Al rato, Dios lo llama a Moisés y le dice cuáles son las cosas que se pueden hacer y cuáles las no.
Las cosas que se deben hacer son los diez mandamientos; las que no se deben hacer son los siete pecados capitales. Ahora bien, yo estudie bien esos siete pecados capitales y son las cosas más abominables del mundo. Y Dios las hace todas. La soberbia, por ejemplo: si hay alguien soberbio, ése es Él, el ser perfectísimo, poderosísimo, presentísimo. "Comparado conmigo", dice, "Nembo Kid es un imbécil y a Buda lo saco de taquito". Hace falta un poco más de humildad. El mismo nombre Dios. Si hubiese elegido un nombre más humilde. Si hubiese dicho: "Soy Guido, no habrá otro Guido más que yo". O si no: "Ayúdense entre ustedes, que Guido los ayuda a todos". O "llueve porque Guido quiere". Si fuese más humilde sería más simpático.
La ira: no hay nadie que se enoje más que él. ¿Adán y Eva arrancaron una manzana? Madre mía, se enojó como un loco. "¡Fuera! ¡Tu trabajarás con el sudor de tu frente! ¡Tú parirás con dolor! ¡Fuera!". Una manzana yo me la pago, no hay porque enojarse de esa manera. Está bien, incluso admito que uno se puede enojar por una manzana, pero después se le pasa. ¡Ah! No, a Él no se le pasó. Van dos millones de años y nos seguimos bautizando por culpa de esa manzana.
La lujuria: no quiero entrar en asuntos privados, pero somos todos hijos suyos, ¿o no? Somos cinco mil millones de personas, ¿o no?
La avaricia: no hay nadie más avaro que Él. Al pueblo elegido -los judíos- les prometió un pedazo de tierra hace dos millones de años. "Si, aquella tierra se la prometí, pero nunca dije que se la iba a dar". ¿O sí?
Los diez mandamientos. Ésa sí que era una buena idea. Sólo que los hizo a favor del rico. Convengamos que es más fácil ir al infierno para los pobres que para los ricos. Por ejemplo, a Agnelli, el dueño de la Fiat, con todo el dinero que le han dejado, le dicen: "Honra al padre y a la madre" ¿Y que va a decir? "Gracias madre, gracias padre. Cuando mueran, lo agarro todo yo".
O no desear las cosas de los demás. También es algo muy fácil para Agnelli, porque si todo es suyo ¿qué va a desear?
En suma: nuestro señor debería ocuparse un poco más de los problemas del proletariado. Porque nuestro creador consiguió que nos insertáramos en el mundo moderno de manera homogénea. Él podría conseguir enseguida que estuviéramos mejor. Tomemos los inventos, por ejemplo. ¿Por qué no nos hizo descubrir enseguida la calefacción, evitando que mil millones de personas murieran de frío en el pasado? ¿No podía? Creó a Adán, tomó una costilla suya e hizo a Eva. O sea, que bien podía agarrar, no sé, una oreja de Eva y hacer una estufa. Así quedaban los hombres con una costilla menos y las mujeres sin una oreja, y aunque hubiese hecho falta gritar un poco, habríamos estado un poco mejor, ¿no?
Durante siglos se comió carne cruda y hubo miles de virus. ¿No podía ayudarnos a descubrir antes la penicilina y los antibióticos? No, prefirió esconderlos en los hongos. Y eso es tener una mentalidad de revista de crucigramas.
¿A quién se le ocurre ir a buscar los antibióticos en los hongos? Hay gente que los buscó durante toda su vida y no los pudo encontrar.
Es como si yo les escondiera el jabón a mis hijos: van a lavarse, no lo encuentran, entonces se agarran tifus y cólera, y se mueren. Al final, para divertirme, les digo: "¿Saben dónde había metido el jabón? Debajo de la toalla, ja, ja, ja". Pero ellos ya están muertos. Entonces, ¿qué nos quiere decir con eso? Nos quiere decir: "Soy Dios y me cago en ustedes".


ROBERTO BENIGNI

2.5.08

02.05.08


LA TERRIBLE SINCERIDAD

Esta no es la fórmula para vivir feliz; creo que no, pero si lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo: NO MIRE LO QUE HACEN LOS DEMÁS. No se le importe un pepino de lo que opine el Prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que lapena lo haga dar de cabeza contra una pared, interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente ¿SOY SINCERO CONMIGO MISMO? Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo...Mi dirá usted "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?"¡ Qué se le importa a usted los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver más a distancia de la que dan sus ojos... Me dirá usted "¿Y si me equivoco?" No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un minuto después. ¿Por qué? Por que así lo ha dispuesto la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdonarán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino... Vea amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de su vida, con su verdad en la mano y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Creálo amigo: UN HOMBRE SINCERO ES TAN FUERTE QUE SÓLO ÉL PUEDE REIRSE Y APIADARSE DE TODO


ROBERTO ARLT

29.4.08

29.04.08


La mentalidad científica quiere que todo tenga explicación, incluso lo maravilloso. Qué le vamos a hacer tal vez sea así; pero entonces, apenas se acepta resignadamente esta supuesta conquista total de la realidad, lo maravilloso vuelve desde pequeñas cosas, lo insólito resbala como una gota de agua a lo largo de una copa de cristal, y quienes merecen el comercio con esas mínimas presencias olvidan la sapiencia y la conciencia y la ciencia para pasarse a otro lado y hacer cosas como por ejemplo escuchar la tos de una señora alemana. En 1947, poco después del fin de la guerra, Wilhelm Furtwängler dirigió un concierto entre las ruinas de una Alemania derrotada, que la mayoría de sus vencedores empezaban a rehabilitar al oeste después de haberla repudiado al este. También Furtwängler había sido repudiado en un principio por su condescendencia frente a la me(ga)lomanía de Adolfo Hitler, tras de lo cual parecía de buen tono rehabilitarlo; así terminan muchas guerras, lo cual explica que un tiempo después vuelvan a desatarse, pero no es de eso que vamos a hablar sino del concierto en el que Yehudi Menuhin, invitado por las fuerzas de ocupación, tocó esa noche el "Concierto en Re" de Beethoven que el ilustre Furtwängler sacaba una vez más de su jaula para mostrar lo que era capaz de hacer con ése imperecedero leopardo de la música. La Rias (sigla de la radio alemana) difundió el concierto y además lo grabó con los medios técnicos disponibles en ese momento, que no eran muchos. La grabación (¿disco, alambre, cinta magnetofónica?) quedó en los archivos hasta que el otro día, más de treinta años después, fue prestada a la radio francesa que la prestó a su vez a mi receptor sintonizado en France?Musique. Un argentino en París escuchó así a una orquesta alemana y a un violinista judío que tocaban bajo la batuta de un muerto; todo eso, que hubiera sido perfectamente incomprensible hace menos de un siglo, formaba y forma parte de lo ordinario, de lo que la ciencia explica a los niños en las escuelas; todo eso era cotidiano, simplemente apretar unos botones e instalarse en un sillón. Tal vez Menuhin no tocó jamás el concierto de Beethoven como esa noche; le sobraban razones para hacerlo tan prodigiosamente en el mismo lugar donde habían sido exterminados siete millones de judíos y donde acaso algunos de sus exterminadores se sentaban en las plateas del teatro y lo aplaudían frenéticamente. Del concierto en sí, de su Intérprete y de su director, solo puede hablarse con admiración, pero no es de eso que hablamos sino de ese instante, creo que en el segundo movimiento, en que un "pianissimo" de la orquesta dejó pasar una tos, un solo golpe seco y claro de tos que no habría de repetirse, una tos de mujer, la tos de una señora que cualquier cálculo de probabilidades definiría como la tos de una señora alemana. Durante más de treinta años esa pequeña tos anónima había dormido en los archivos de la radio; ahora reiteraba su diminuto fantasma en millares de oídos que escuchaban un concierto en otro tiempo y otro espacio. Imposible saber quien tosió así esa noche; ninguna ciencia, ningún caballero Dupin podría rastrear su origen. Sin la menor importancia, sin la más pequeña significación, esa tos se repitió multiplicada por infinitos altavoces para recaer instantáneamente en la nada; pero alguien que acaso nació para medir cosas así con más fuerza que las grandes y duraderas cosas, oyó esa tos y algo supo en él que lo maravilloso no habla muerto, que bastaba vivir porosamente abierto a todo lo que habita y alienta entre lo concreto y lo definible para resbalar a otro lado donde de pronto, en la enorme masa catedralicia de un concierto beethoveniano, la breve tos de una señora alemana era un puente y un signo y una llamada. ¿Quién fue esa mujer, dónde se sentó esa noche, está aún viva en alguna parte del mundo? ¿Por qué esa tos hace nacer estas líneas en otro tiempo, bajo otro cielo? ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que lo maravilloso no es más que uno de los juegos de la ilusión?


JULIO CORTAZAR

26.4.08

26.04.08


Estás muy sólo. La noche ha sido tan arrasada como Bagdad. No sabés donde están. Consolarse en una concha. Quejarse sobre una pija.

No tienes teléfono. La cocaína no está pegando bien. Es un nuevo miedo que te asusta.

Perder la vida preocupándote por tí mismo. Esa es la miseria, esa es la verdadera condena estipulada por la venenosa serpiente enroscada en la espina dorsal de la sociedad: tener la obligación de ser tú mismo, pudiendo ser tantos otros!

En las tribus primitivas se realizaba la siguiente práctica. "Ubangá-un" o "Carlitos" o "Castor Blanco" o "Vosyo" tenían un problema. Todos los demás (el "flaco Luis", "Caballo Puto", el "Pijo" y "Quiensea") se reúnen en Consejo y se lo sacan de encima, al problema.

Vos no tenés que tener ningún problema, el tuyo lo tienen los demás y vos tenés el de los demás que como no te importan porque no son tuyos podés solucionarlo. Porque cuando algo te importa, cagaste.

Hay cuatro clases de consejos indios:

1º) CONSEJO DE GUERRA: "Caballo Puto" o "Carlitos" tienen un enemigo o dos o cuarenta. el Consejo se reúne y hacen mierda a los enemigos. Navajazo, apretada, desaparición forzada, lo que venga. "Caballo Puto" o "Carlitos" se quedan tranquilos.

2º) CONSEJO DE HAMBRE: "Ubaangú-Inú" o "Datu" están pasando un mal momento económico. La cosecha se arruinó. Necesita casa, o comida, concha, o un viaje a Nueva York. El consejo va, junta plata, chorea o como sea, y "Ubangú-nú" come y duerme mientras "Datú" viaja en Pan-Am tomando champagne

3º) CONSEJO DE TRAMPA: Pablo anda medio gil, por no decir uno y tres cuartos. El Consejo agarra y le pega una buena manteada. "Dejate de sufrir, pelotudo". Se le roba la esposa, se le pega un buen susto, para eso están los amigos: PARA NO DEJARNOS DORMIR.

4º) CONSEJO DE PAZ: Está todo bien, el Loco Prieto no tiene ningún problema y Caballo Puto se aburre. El Consejo se reúne y organiza bailongos alrededor de la fogata, candombe, fiesta, lujuria, merca, mandanga, misa negra, putas y unos cuantos revólveres y a romper todo hasta que se ponga la luna.

Si al final todos se casan y cuidan al hijo y ponen boliches y después te piden que no hagas bardo o se enamoran como idiotas y después sufren si al final esto era en serio, para mi es una broma pesada y pueden meterse el mundo en el culo de la nada y eyacular sobre el vacío otro maldito día de esos que los paralíticos mentales llaman vida.

La vida era para ir en barco, armado hasta los dientes, sin saber si buscábamos un tesoro, rescatamos una doncella, huíamos de la yuta o estábamos perdidos, pero juntos, todos los amigos.

El resto es pajería.

Organice su Consejo. Júntese al amigo. Diviértase o rompa todo.

MIKE CALYPSO - Revista "Cerdos y Peces"

11.3.08

11.03.08


Está sentado ahí. Todos saben que es comunista, lo respetan, se sabe, es pobre y rico, generoso al convidar, al envidar y hasta para echar el resto. Confirmo, porque todos sospechan, que tiene miles y miles de compañeros almas y más.
De la frágil materia del olvido,
pétalo a pétalo te alcé, ilusoria,
tan hondo para amar, tan resentido,
que vuelvo el rostro a toda mi memoria.
Pero no quiero en esta mala gana,
verte como a una Alicia en el espejo,
inalcanzable mancha de una plana,
cuando era niño, cuando no era viejo.
La memoria es amante que requiere
un tiempo que no puede ser el mío;
no puedo ser el silbo de lo umbrío,
yo soy el cazador, soy el que hiere.
Jacarandoso árbol de la flor,
que pone azul a toda la plazuela
y que te vio guardándote mi amor,
como a fruto robado, una chicuela.
Y yo, que duermo a veces en el seno
de una bebida con calor de madre
¿qué digo, no, tan sólo de comadre?,
amo el valor del que cayó en el cieno.
El amor que blasfema,
atado como un perro a dura estaca
y aleja del costado del poema,
una visión pueril de toma y daca.
El alma tan mentida,
el tiempo frívolo de sacrosanto
viernes de pasión vestido;
la irresponsable llama de la vida
en el pábilo negro de mi canto,
y ese señor olvido, que no olvida,
y ese señor espanto...

8.3.08

08.03.08



Una brújula
A Esther Zemboráin de Torres

Todas las cosas son palabras del

Idioma en que Alguien o Algo, noche y día.

Escribe esa infinita algarabía

Que es la historia del mundo. En su tropel

Pasan Cartago y Roma, yo, tú, él,

Mi vida que no entiendo, esta agonía

De ser enigma, azar, criptografía

Y toda la discordia de Babel.

Detrás del nombre hay lo que no se nombra;

Hoy he sentido gravitar su sombra

En esta aguja azul, lúcida y leve,

Que hacia el confín de un mar tiende su empeño,

Con algo de reloj visto en un sueño

Y algo de ave dormida que se mueve.


Jorge Luis Borges (1899-1986)

7.3.08

07.03.08


Verdad

una de las mejores líneas de Lorca
es,
“agonía, siempre
agonía…”
piensa en esto cuando
mates una
cucaracha o
recojas un hoja para
afeitarte
despertando en la mañana
para
enfrentar el
sol.

Charles Bukowski (1920-1994)